Economía y Negocios | Persona
A Fabio lo rodean aviones
La primera vez que Fabio Villegas montó en avión, y eso no se le olvida, fue en un DC3 de Avianca. “Era muy particular porque era un vuelo Bogotá-Armenia-Pereira. A uno le daban unos algodones para que no le dolieran los oídos. Pasaba rozando La Línea… uno prácticamente tocaba con el ala del avión la carretera”.
Estaba pequeño y, dice él, seguramente iba a acompañar a su papá. Le quedó gustando, aunque no se imaginó que años después, sería el presidente de Avianca.
Fabio, que nació en Pereira, vive rodeado de aviones. En su oficina, en cada rincón hay uno. “Los de acá por lo menos no consumen combustible”, se ríe, mientras cuenta que en la casa también tiene y que sus hijos son unos apasionados del tema. “Muchas veces están más enterados que yo”.
Por supuesto, viaja con frecuencia. Tal vez no hay semana en la que no se monte en una aeronave. Primero, por cuestión de trabajo. Segundo, porque está seguro de que hay que estar en contacto con la gente, tanto los empleados como los clientes, y “tener una percepción directa de qué es lo que está pasando allí”.
Viajar no le molesta, pero como son reuniones de trabajo, un día de estos, porque no ha podido, va a sacar el tiempo para ir de vacaciones. “Lo que uno piensa siempre es que tengo que volver de paseo. En todos esos países hay unas cosas espectaculares para descansar”.
Es una persona estudiosa y dedicado al oficio. Le gusta analizar los temas con juicio, para tomar decisiones con fundamento. Sabe que hay que tener disciplina con todo lo que se hace y gozarse el trabajo. “Al final, buena parte del día, 11, 12 horas, uno las tiene relacionadas con su trabajo y eso lo tiene que hacer feliz”.
Además, a la fórmula, como buen economista, le suma que hay que creer en la gente con la que trabaja. “De lo contrario sería imposible manejar una empresa tan compleja”.
Es un enamorado de la economía. Le fascina. Esa es la palabra que utiliza. Es lo que ha hecho siempre, aunque en años anteriores, más vinculado directamente.
Ha sido profesor de la Universidad de los Andes, fue secretario general de la Presidencia, ministro de Gobierno, director general del Deutsche Bank y Presidente de la Asociación Nacional de Instituciones Financieras, Anif.
Y no le teme a los retos. No le dio miedo entrar a dirigir, en 2005, el proceso de recuperación de la aerolínea. “Me pareció interesante tener toda la adrenalina y la energía. Y eso ha pasado. Ha sido un reto complejo, apasionante y difícil, pero las cosas han funcionado”.
Los fines de semana son para su familia. Eso lo trata de respetar. También le saca tiempo a los amigos y al deporte. “No creo que el país tenga un gran valor en mis condiciones deportivas”, bromea. Juega tenis y trata con el golf, “con muy regulares resultados”.