Persona Ejemplar: Deporte
Rigoberto Urán, de la gente y para la gente
Eran los días finales de diciembre del año pasado y la gente en Urrao se preparaba para recibir el Año Nuevo. Y Rigoberto Urán se presentó allí con una de sus salidas llenas de autenticidad: mandó a reunir a 35 muchachos de la escuela de ciclismo del pueblo, para entregarles uniformes del Team Sky, medias y entregar cinco bicicletas con firmas allegadas como GW y Punto Blanco. Esas, como la sucedida el 28 de diciembre, son las comunes acciones de generosidad del pedalista que hoy hace parte del elenco Omega, de Bélgica, quien siempre, incluso, las realizaba con sus amigos desde cuando era apenas un jovencito y vendía chance al lado de su mamá Ana Aracelly en los negocios de Urrao. Compartir, esa ha sido una máxima en la vida de una de las estrellas del lote mundial del ciclismo, quien basa su existencia en los gestos nobles con sus cercanos, especialmente.
Antes, en el mismo Urrao, Rigo reunía a los muchachos del club de ciclismo, para traerlos a Medellín o llevarlos a otras partes de la geografía paisa, donde les rifaba uniformes y ponía un dinero para cubrir los gastos de transporte y comida. Hasta zapatillas les llegó a regalar. Es la cara del desprolijo desprendimiento de alguien que a pesar de las dificultades económicas de años idos, supo salir adelante al lado de su mamá y de su hermana Martha. Esa es la esencia del subcampeón olímpico de ruta de Londres-2012 y subcampeón del Giro de Italia-2013, de la gente y para la gente, quien en el Mundial de ciclismo de Holanda-2012, se despojó ante toda la delegación de la chaqueta y el pantalón del seleccionado de Colombia, para agradecerle a uno de los dueños del hotel por las atenciones brindadas. Pura generosidad.
A sus amigos, esos que le han sido fieles y quienes gozan con su cepa de hombre auténtico, los suele tener en cuenta. De esto pueden dar fe muchos de los que han estado a su lado, como su “parcero” David Benítez Higuita, quien se ha convertido casi en su sombra para acompañarlo desde una moto en los entrenamientos por las carreteras de Antioquia o en el velódromo Martín Emilio Cochise Rodríguez. “Rigoberto siempre ha sido generoso y amplio.
Me paga sueldo por acompañarlo desde hace tres años e incluso una vez me ayudó para el estudio”, resalta el excompañero de pupitre en Urrao, quien ve en el ciclista a un hombre totalmente entregado a su familia, que ama al ciclismo, que todo en su vida lo ha manejado con positivismo, incluso cuando ha tenido momentos duros. Ese es el Rigoberto Urán que se sueña con una patria “que siga por el buen camino e implemente cambios en seguridad y paz, pero que tiene la mejor gente del mundo”, como el mismo lo destaca.