• La directora de la biblioteca Luis Ángel Arango recibe con humildad el premio
• Asegura que la ciencia y la tecnología pueden permitir la construcción de país
• En Colombia la ciencia tiene enormes posibilidades de desarrollo, asegura
Una de las pasiones que nunca dejará Margarita Garrido Otoya, licenciada en Educación e Historia de la Universidad del Valle y Phd en Historia Moderna de la Universidad de Oxford es dejar la docencia. Por eso, así tenga múltiples ocupaciones, la cátedra (al menos una) la mantendrá.
Ese gusto nace del reto que el país tiene de desarrollar ciencia y tecnología para una paz duradera, para la construcción de una sociedad que sepa dirimir los conflictos pacíficamente, que sea más justa y democrática, con menos violencia e inequidad.
Por eso dice que es inaplazable que existan competencias científicas en un contexto globalizado, donde el país o la región que no tenga capacidad endógena de producir conocimiento e innovación, no tiene capacidad de agregar mayor valor a sus productos y servicios, y puede quedar desconectado, precisamente en aquellos espacios en los que se esfuerza por conectarse.
Describe la ciencia como viva y dinámica, incompleta, en permanente cambio, en contexto, en diálogo e interlocución entre diversos saberes. Permite la migración de paradigmas de una disciplina a otra, pregunta y liga los diferentes aspectos de la realidad, lo abstracto y lo concreto. Es crítica, cuestiona las ideas espontáneas con el uso de conceptos, modelos y teorías y es capaz de transformar las representaciones sociales y los procesos productivos.
Desde los libros
Hoy Margarita Garrido Otoya, madre de dos hijos Esteban y María del Pilar Payán Garrido, ocupa la dirección de la biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República. Y desde allí, dice que se puede impulsar la ciencia y la tecnología del país pues se abren puertas a todo aquel que pretenda ampliar la experiencia humana.
Ha publicado dos libros y numerosos artículos, especialmente sobre Cultura Política Colonial y Republicana.
Fue directora de Colciencias entre 2000 y mediados de 2003, donde logró desarrollar el proyecto ScienTI, que no es otra cosa que un sistema que amplió la capacidad de los grupos de investigación del país y permitió que gente del común se acercara a ellos.
Cree que la habilidad para formular preguntas es la principal herramienta que tienen los estudiantes para abrir su campo mental ya que esto implica habilidades para observar, analizar, relacionar lo concreto y lo abstracto, y comprender y sintetizar.
Por eso se emociona cuando en el salón de clases sus estudiantes le formulan inquietudes que vayan más allá de las impresiones básicas.
En su extensa hoja de vida se destaca que entre 1989 y 1990 estuvo como investigadora en la John Carter Brown Library en Providence , Rhode Island y como profesora invitada en la Universidad de Brown y la de Connecticut .
Su más reciente trabajo de investigación fue sobre los «Libres de todos los colores en la sociedad colonial tardía».
Recibir el galardón El Colombiano Ejemplar en ciencia es un reconocimiento a su trabajo desde la academia aunque asegura que el país tiene muchos centros de investigación que también merecen el premio. Por eso lo recibe con humildad y cariño, a la espera de que el país crezca en la ciencia.