Cecilia Duque fue reconocida con el premio en la categoría Turismo-Persona en 2009.
Cecilia recuerda que cuando propuso la idea de que Expoartesanías, feria que dirigió durante 16 años mientras gerenciaba Artesanías de Colombia, se realizara en Corferias, el recinto ferial más grande del país. Sin embargo, uno de los directivos de este establecimiento no estaba muy convencido de la idea. “Doña Cecilia, las artesanías no me gustan”, le mencionó. “¡Me encanta! Así le voy a enseñar cuál es el verdadero patrimonio del país y cómo los artesanos son capaces de vivir de él”.
¿Cómo hizo para meter las artesanías en ese recinto, acostumbrado a acoger los más grandes certámenes del país? A Cecilia la movió su amor profundo por un sector que la enamoró desde que tuvieron su primer contacto en 1968, y del que no se ha desligado ni siquiera ahora que no hace parte de Artesanías de Colombia.
Fue la fundadora del Museo de Artes y Tradiciones Populares en Bogotá, posteriormente se estableció como consultora de la Organización de Estados Americanos, ejercicio en el cual recorrió más de una veintena de países estudiando el sector artesanal, llegó luego su turno en Artesanías de Colombia, cargo que le permitió asumir como vicepresidenta del World Crafts Council para América Latina.
Su trabajo por el sector y por los artesanos colombianos y latinoamericanos le valió ser merecedora de la Medalla al Mérito Cultural del Ministerio de Cultura y del premio EL COLOMBIANO Ejemplar en 2009.
Desde que se retiró de esta institución tuvo como propósito compartir su conocimiento y sus saberes a través de libros y material educativo, dándole cuerda a una pasión “que no muere”, la misma que también le dio alas a un sueño personal de tener su marca propia de joyería en Manizales, cerca de la tierra donde nació, en Circasia, Quindío.
“Resiliencia y fortaleza”
Su empeño en promover al sector artesanal ha sido sistemático desde que se vinculó a él. Cuando estuvo en el sector público evidenció las dificultades que los artesanos tenían para exhibir su trabajo y poder escalarlo hasta tener la posibilidad de vivir de su arte.
“Siento una enorme necesidad de ayudar al otro. Yo digo que trabajar por el otro paga, y si es por los artesanos más aún porque en Colombia aún hay quienes no le dan la importancia a estos sectores sociales y no los han mirado lo suficiente”, expresa.
Para Cecilia los artesanos son como pequeñas piedras a las que se les puede sacar brillo. Sus esfuerzos más grandes se enfocaron en ayudarles para que sus productos tuvieran visibilidad en los mercados, en que tuvieran difusión en los medios, en que se comunicara mejor ese conocimiento ancestral. Esa es su gran pasión.
Por eso agradece el poder mantener aún la vitalidad para poder introducirse en la selva y desde allá, con mucha ilusión, extraer lo mejor de los artesanos para que el resto del mundo los conozca, como la vez que en 2004 tuvieron su vitrina en la Semana de la Moda en Milán.
“No soy especialista en finanzas ni diseñadora formada, mi estética viene de mi familia, y no es que en ella haya habido alguien sobresaliente, pero mi mamá permanentemente hacía las cosas con mucho gusto, eso lo heredé, no es algo improvisado, pero lo que he hecho es profundizarlo, sistematizarlo y hacer que los artesanos brillen. Cuando me dijeron qué haría yo en Artesanías de Colombia, dije que haría una nueva artesanía en el país”.
Cuando estaba como gerente de Artesanías de Colombia, recibió algunos cuestionamientos de parte de algunos miembros del sindicato, quienes la criticaban por un supuesto mal manejo de la institución y de los recursos. Sin embargo, al finalizar su periodo, “ellos mismos recogieron dinero y me celebraron un pequeño homenaje”. Con esto, Cecilia resalta que en su trayectoria siempre procuró ser “una persona íntegra”, que trabajó para que el sector tuviera un pacto grande que trascendiera lo cultural y lo social, y que enalteciera el oficio de los artesanos.
“Siempre fui constante y consistente en el desarrollo del sector artesanal colombiano, no solo desde la recuperación del patrimonio y del conocimiento ancestral y tradicional, sino desde la innovación”, comenta.
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