Institución ejemplar: Cultura
La música y la cultura que suena desde la Fundación Salvi
A Julia Salvi Cartagena le recuerda Rapalli, la ciudad italiana donde pasaba algunos días del año con su esposo Víctor Salvi. “Allí entendí cómo un territorio que conserva sus raíces es capaz de darle vida a un evento cultural”. La Fundación Salvi nació en 2007 —Julia, ahora su directora, y Víctor lo hicieron—, con la idea de popularizar la música clásica y convertirla en una herramienta para el desarrollo social y artístico. Desde el principio pensaron en La Heroica para realizar el Festival de Música Clásica. La ciudad está en su esencia. El Festival ha hecho un trabajo importante y ya hace parte del circuito internacional de eventos de música clásica.
“La difusión y popularización de la música académica las hemos logrado —precisa ella—. Como decía el argentino y crítico de música, Diego Fischerman, ‘cualquier cosa nueva que oigas ya te hace más conocedor’. Y esa ha sido nuestra misión, salir de lo habitual y presentar hasta lo que no nos gusta escuchar. Solo de esa manera lograremos educar a un público y propagar la música a otros niveles”. La labor educativa ha sido misión desde el principio. Durante el festival artistas internacionales dictan clases magistrales a jóvenes músicos, seleccionados por sus habilidades de interpretación, y a profesores.
En 2015 participaron 45 estudiantes y 15 docentes. Otros programas que realiza la fundación son el Concierto de Jóvenes Talentos, el Proyecto Social Orquestal y el Profesional Orquestal. Los tres le abren oportunidades a jóvenes y niños de mostrar su talento y aprender durante el festival. Además, hay un interés especial por estimular la práctica y la enseñanza del arpa. La Cátedra de Arpa, por ejemplo, ya lleva 12 ediciones. Salvi tiene también centros de mantenimiento y reparación de instrumentos musicales, con los que buscan ayudar a la profesionalización del oficio de lutería. La música suena de todas las maneras en esta fundación, “con miras a propiciar el desarrollo cultural, social y económico del país”. Creyendo, sobre todo, que la cultura es un riesgo por el que vale la pena trabajar.