Guardianes de la “casa grande” de la Sierra Nevada

La Organización Gonawindua Tayrona obtuvo EL COLOMBIANO Ejemplar en la categoría Medio Ambiente-Institución en 2006./strong>

“La defensa de su territorio ancestral, de los sitios sagrados, la cultura y las costumbres de sus pueblos y comunidades, y de su derecho a la seguridad alimentaria y al ejercicio de su propia gobernabilidad, han sido los objetivos con los cuales ha trabajado en 34 años la Organización Gonawindua Tayrona, que representa la institucionalidad de estas poblaciones asentadas en la zona norte de la Sierra Nevada de Santa Marta.

Arregocés Conchacala, el actual cabildo gobernador del pueblo Kogui –también llamado Cogui o Kággaba– y líder de la Organización (que agrupa además a los pueblos Arhuaco, Wiwa y Kankuamo), señala que los mamos o líderes espirituales la crearon para cuidar la “casa grande” o la “línea negra”, un límite imaginario reconocido por el Gobierno nacional que demarca la jurisdicción ancestral que comprende cerca de 347 sitios y espacios sagrados para los cuatro pueblos indígenas que se encargan de su cuidado y resguardo.

“Los mamos son los caciques que viven en la parte alta de la Sierra, desde donde vigilan el territorio ancestral ubicado entre tres departamentos: Magdalena, Cesar y La Guajira. Una zona rica en ríos, en costas, con una gran producción de café y de panela, muchos atractivos turísticos como la Ciudad Perdida y el Parque Tayrona, y que tiene en la actualidad grandes retos de autosostenibilidad”, señala Arregocés.

La defensa de su riqueza

La mayoría de los fundadores de la Organización Gonawindua Tayrona ya no está presente, pero la vocería y el liderazgo lo han asumido aquellos que cuando esta fue creada, en 1987, eran jóvenes que luego recibieron el llamado de los mamos para proteger su cultura y sus costumbres, además de su territorio.

Arregocés, entonces, tenía 20 años, y recuerda que desde aquellos tiempos la Organización comenzó un trabajo de regeneración de los bosques con la compra de algunos predios a los resguardos que estaban asentados en la zona.

Uno de los peligros que acechaba a sus pueblos era el conflicto armado, que escogió ese costado de la Sierra como un escenario de confrontaciones, aunque se daban principalmente en las partes bajas, no en las altas.

Estas intervenciones venían acompañadas de una serie de amenazas como la profanación de sitios sagrados, la entrada masiva de colonos y la creciente presión sobre la riqueza natural, que se traducía en destrucción de montañas, cacería de animales y daños a las fuentes y cauces de agua.

Aún en medio de esas dificultades la Organización consiguió avanzar en su propósito, incluso controlando algunos brotes de siembras de coca que mitigaron con las compras de cerca de 240 hectáreas de terrenos para las siembras de los árboles con los cuales, además de conservar el medio ambiente, “buscábamos la paz, no problemas”. Arregocés calcula que han regenerado cerca del 70 % de los bosques naturales de la zona.

En la Organización están representados todos los pueblos con sus representantes legales, las cuencas a través de sus líderes, además de los mamos. Esta tiene contacto permanente con las autoridades locales y nacionales consensuando soluciones a sus problemas.

En ocasiones, dice Arregocés, “muchos nos hicieron daño” con algunas decisiones que iban en contravía de sus intenciones, pero su premisa era clara e insistente: “No buscábamos venganza, sino la paz”.

Seguir avanzando

El cabildo gobernador de los Kogui reporta que en la actualidad la situación en el territorio ancestral, “en términos generales, está bien”. Junto a las autoridades han venido trabajando conjuntamente para mantener el cuidado de los bosques naturales, el cual es su “proyecto y plan de vida”.

Su deber, insiste, es mantener la vigilancia sobre esa “casa grande” que les dejaron sus ancestros, la cual es y seguirá siendo su lucha.

No es fácil, advierte. Dice que en ocasiones hay muchos intereses porque cada pueblo tiene sus necesidades particulares, y ha habido algunas diferencias con el Gobierno nacional, pero su objetivo es mantener las conversaciones en pie para que no se pierda el foco con el cual fue creada la Organización

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