Ni la fama ni la medalla conseguida en los pasados Juegos Olímpicos en Sydney, la han cambiado. No ha olvidado la humilde cuna donde nació hace ya 36 años, ni a su gente. Y aunque ahora, cuando transita por las calles de su natal Candelaria, en el Valle del Cauca, todos la detienen para saludarla o pedirle un autógrafo, ella lo hace con gusto pero con orgullo de ser colombiana. María Isabel Urrutia mantiene la misma sencillez de siempre. El hecho de ser la única deportista colombiana que ha logrado oro en unos Olímpicos no se le ha subido a la cabeza. Por el contrario, parece que hubiera retrocedido en el tiempo y cada entrenamiento lo toma como si fuera el primero.