Turismo | Institución
Hotelería con sello familiar
Germán Morales Molina logró, como pocos, crear una empresa turística con representación nacional. Y si esto no es tan fácil hoy, mucho menos cuarenta años atrás.
Después de trabajar en los mejores hoteles capitalinos en la década del cincuenta, decidió crear su propio negocio. El primer paso fue asumir el manejo del Hotel Bucarica, en Santander, un hermoso edificio que hoy es patrimonio nacional y sede de la Universidad Industrial de Santander (UIS).
El positivo resultado no se hizo esperar, recuerda su hijo Juan Manuel Morales, experto en hotelería y uno de los directivos de la empresa familiar, junto a su hermano Alejandro Morales, administrador financiero.
Poco a poco el negocio se convirtió en un emporio turístico con una fuerte presencia territorial, experto en la prestación de servicios de calidad en el segmento de alojamiento y alimentación.
Casi todos los buenos hoteles regionales del país hacían parte de esta empresa familiar, desde Nariño hasta La Guajira, anota Juan Manuel. A ello se sumó el servicio de catering (atención de alimentos) en el sector empresarial.
Sin embargo, la crisis económica de los años 90 los obligó a entrar en concordato. “Pensamos si debíamos seguir con el proyecto de papá y decidimos que sí”, confiesa Juan Manuel Morales. Entonces de la mano de otros inversionistas y como el ave Fénix, surgieron de nuevo en 2002.
Una vez fortalecidos económicamente crearon, entre 2004 y 2005 una nueva cadena de hoteles: BH (Business Hotels), enfocada especialmente al segmento ejecutivo.
En este momento tienen cuatro hoteles en Bogotá y la meta es abrir uno por año hasta ajustar diez, en los próximos seis años, en las principales ciudades del país.
“Son hoteles pequeños, elegantes, con un especial énfasis en lo tecnológico, para personas de negocios”.
La fortaleza de Germán Morales resucitó para bien del turismo.